Soy Grethe Lundahl, mis primeros recuerdos se remontan a 1944, ya que en Enero de ese
año, fué el terremoto de San Juan. Estabámos en la Hostería esa noche y el temblor se
sintió muy fuerte. Nos sentimos mareados, los perros aullaban, los burros se agregaron
al coro y los pájaros volaron a las 9 de la noche.
Eran dueños de la Hostería Danesa Bello Horizonte, en ese entonces, el matrimonio Beck.
El falleció unos pocos años después y desde entonces se hizo cargo la Sra. Beck.
Volví muchas veces esos años, y son muchos los gratos momentos que pasé, las
Caminatas con Misse Beck las mañanas de los Domingos cuando invitaba a los huéspe-
des, los carnavales con obligacion de disfraz para poder cenar, los partidos de crocket
a las 5 de la tarde y los de bochas a las 11 de la mañana.
En ese entonces, la estadía era con pensión completa, desayuno, almuerzo y cena. El
té de la tarde, optativo.
Cuando la Sra. de Beck se volvió a Dinamarca, compraron la Hosteria, Jack y Jean Berry.
Por unos años no volví, no concebía Bello Horizonte sin Mrs. Beck. Pero volví y conocí
A Jack y Jean Berry. Para ese entonces muchos huéspedes venían en auto y las excursio-
nes eran por ej., al dique Luján en San Luis. Recuerdo que amenazaba lluvia pero Jack
ya había organizado todo y no quiso cancelar. Comimos bajo paraguas, y al regresar
nos empantanamos y tuvimos que bajar en el barro y empujar. Fué muy divertido y
nos reimos mucho.
Me gustó mucho Jean, es muy querida en la zona que la recuerda con cariño. Cuando
Jean vendió, compraron Nancy y Geoff Bridges. Otra vez hice un paréntesis. Pero
volví. Geoff había conocido a Mrs. Beck, una tarde me dijo, yo también la extraño.
Admiré mucho como Nancy había mejorado el parque, era una experta jardinera, muy
respetada como tal. Al fallecer los Bridgers nuevamente cambiaron los dueños.
Esta vez volví en cuanto me enteré que habían abierto después de reformas que hacían
mucha falta. Me impresionó la modernización, las pantallas solares para el agua caliente
y el sistema de alumbrado cuando se corta la luz. No más fogatas para el agua caliente
y no más velas.
Después de tantos años veo con alegría que el lugar que quiero tanto sigue en buenas
manos. Y les deseo a sus nuevos dueños Daniel, Luciana, Claudia y Darío que disfruten de Bello, y tengan el éxito que se merecen por tanto esfuerzo.
Volveré.